jueves, 1 de noviembre de 2007

Chapter: Alone together ( Diálogos Suicidas X )



Jugando al doble-filo. ¿Qué sucede en los extremos?

¿Te han dicho que eres raro? ¿Te han culpado de causar temor? No te dejan, por ser anomalía en la uniformidad, no te dejan porque no te causan temor, eres el centro de extraordinarias obsesiones. No te dejan.

Atrás del velo, sabes que te esperan. Por la calle caminas sin mucha prisa y sin mucha calma con vuestra máscara de cordero. Y saludas a los paseantes, con cara-cordero o cara-gato y un par de cara-lobos y te dan unas ganas asesinas de romper sus gestos artificiales, pero recuerdas el pacto de no agresión firmado entre el masivo y tu confusa ética. Así que solo sigues el camino por el boulevard, mientras en la casa del vecino, tu otra mitad cambia de bando en los brazos del anfitrión; mientras en la mesa del restaurante, tu mejor amigo te vende a una linda chica, de la que no sospechabas quisiera hacerte daño, por ser tu hermana y en la cima del edificio la historia de un tercero culmina en tú en la mirilla del rifle de precisión, es aún un intento de homicidio seguido de la inmolación propia, ya imaginarás lo complicado que resulta entenderlos a todos, pero es más difícil explicarte a ti, que la próxima traición de los lazos rotos te tiene sin cuidado. Es que tú ahí, sabes que te esperan atrás del velo.

Atrás del velo es lo que ya no conoce el narrador, pero puede explorar (en los sueños, claro está, en mis sueños) aún con el mismo riesgo de no regresar y perpetuarse en el flote del mar difuminado. Imagina el lugar, clarifica mi paisaje, píntame en lienzo a trazos cortos, disecciona la curva de mis ojos y riega el suelo del tinte solferino, terminaremos de ese trazo el cuadro que ya no podría ver. Estaremos del otro lado del velo.

¿Te han dicho que eres raro? ¿Te han culpado de causar temor? Te dejan en paz, te dejan sin deferencia pero sin indiferencia, te dejan.

Atrás del velo sabes que te esperan. A pesar de no tener a nadie que esté ansioso de tu arribo a otros lugares como tu hogar, como tu aula de clases o alguna reunión de amigos. Esas cosas intrascendentes pero deliciosas, tu no las esperas ya vivir, por que te has rendido a la espera de ellas. Tu última carta, tu última risa y las últimas lágrimas a nadie le conmovió, porque ese nadie las presencio. El crisol de tu vida, aún con su interior caleidoscópico no vende por su presentación. ¿A quién más esperarías? ¿Alguien te espera? ¿Atrás del velo? Es tu esperanza.

A.- En vida espero algún día cruzar el velo, porque ahí me esperan x B.- En muerte espero cruzar el velo, porque ahí no me espera nadie = Crucemos.

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